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5 de julio de 2024
FM Del Condado
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El País

El drama de una mujer de 86 años que se va a quedar en la calle con un hijo en paro y 800 euros de pensión


Imagen de archivo de un bloque de viviendas. (Europa Press)
Imagen de archivo de un bloque de viviendas. (Europa Press)

Cada día salta en los medios un nuevo caso de los problemas que están generando la especulación, la escasa oferta y una legislación “inadecuada” en el mercado inmobiliario. Los precios de la vivienda se han disparado, tanto de compra como de alquiler. Esta subida constante y sin freno se traducen en personas que se quedan en la calle desahuciadas por los bancos o por los fondos de inversión. Uno de los últimos casos del que se ha hecho eco la prensa es el de Dolores y su hijo Manuel, cuya historia ha recogido el programa ‘Espejo Público’ de Antena 3.

Dolores tiene 86 años y, durante los últimos 60 años, ha vivido de alquiler en Sevilla en una vivienda por la que los últimos años pagaba 284 euros de renta antigua que salían de su pensión de 800 euros, con la que también mantiene a su hijo de 58 años, que está desempleado y no encuentra trabajo. Para poder llegar a fin de mes, madre e hijo necesitan hacer uso de los vales de comida de Cáritas porque cuando paga los suministros se queda sin dinero. Sus amigos también les ayudan con comida o dinero para que puedan hacer la compra.

Manuel, que vive con desesperanza y frustración esta situación, explica que es parado de larga duración. A los 52 años solicitó el ingreso mínimo vital, pero no se lo concedieron porque en ese momento se empadronó en la casa que vivía su madre. No entiende esa medida: “Si no me empadrono, no existo”, lamenta frente a las cámaras. Se ha dedicado a la pintura y se ofrece a pintar habitaciones. También ha intentado encontrar trabajo como camarero, pero tiene varices en una pierna y eso le limita a la hora de desarrollar determinadas actividades.

Una sociedad ha comprado el bloque donde viven y el que colinda con este. Van a tirar los dos edificios para hacerlos de obra nueva, aunque no saben si tendrán uso turístico o no. Ante su inminente salida, la familia ha acudido a pedir ayuda a la asistenta social y que está tramitando la solicitud de un alquiler social, pero, explican, el Ayuntamiento no tenía casas ofrecerle.

Dolores y su hijo temen es que nadie quiera hacer un contrato de alquiler a una mujer de 86 años. Como no sea un conocido eso va a ser complicado, lamenta Manuel, que añade que “parece que no se lo van a hacer porque ya le queda poco tiempo de vida”.

Esta misma semana, dos hermanas de 54 y 64 años se quitaron la vida antes de ser desahuciadas de su domicilio ubicado en la calle Navas de Tolosa del barrio de Sant Andreu de Barcelona. El primer intento de lanzamiento por expiración de plazo e impago de alquiler era el pasado lunes a las 11 de la mañana. Las dos mujeres se precipitaron antes por un patio interior del edificio.





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