La Selección campeona de América, de la Finalissima y del Mundo vuelve a salir a la cancha y no podemos evitar predisponernos para una fiesta. Aunque tengamos claro que es un amistoso y que la pelea por los porotos empieza en la defensa del título continental, ver juntarse de nuevo a casi todos los campeones de Qatar con el agregado de nuestras mayores esperanzas juveniles de recambio nos hace cosquillitas en la panza.
Pero ojo: el plantel argentino pone un par de cosas en juego esta noche. Después de un largo tiempo sin competencia fuerte de selecciones, con varios jugadores que han sufrido lesiones y llegan sin su mejor estado de forma física o futbolística, no puede asegurarse cuál será la lista definitiva de 26, y ni siquiera cuál va a ser el primer once titular.
Bástenos el recuerdo de la Copa del Mundo, cuando Lionel Scaloni encontró, ya a pocos días de la cita, que algunos de sus muchachos no estaban tan bien como le decían en sus contactos, y no tuvo vacilaciones en bajar a dos de la lista.
E incluso, empezó el torneo con un equipo titular pero lo fue reconvirtiendo con el correr de los partidos. Aun cuando había nombres de fierro, del grupo núcleo original, a la cancha terminaba saliendo el que estaba mejor. Eso, Scaloni lo está viendo en los entrenamientos de estos días y lo verá también en la cancha.
De modo que no nos extrañe que, aunque ser Argentina supone una obligación de ganar siempre y ser campeón del mundo multiplica esa obligación, hoy frente a Ecuador haya más de una prueba encaminada a excluir los tres nombres de la lista y también a buscar el equipo para el debut.
El propio Leo Messi quiere ver cómo está al pasar de competir en la MLS a hacerlo al nivel top de América, y se supone que no jugará los 90’, lo que podría dar lugar, por ejemplo, a ver un equipo con los dos 9 de elite, Lautaro y Julián, juntos.
Scaloni observa y piensa. (Foto: Selección Argentina)
Garnacho y Barco, dos de los pibes que empujan (Prensa AFA).
