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8 de julio de 2024
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Messi: “No tenía dolor, pero psicológicamente sentí miedo” :: Olé



Sincero como siempre, Lionel Messi reconoció que pasó los días previos al partido ante Ecuador con algunos dolores. Pese a que jugó condicionado, el capitán dio la cara como siempre. Y lo planteó en la rueda de prensa, cuando dejaba el estadio tras la clasificación a la semifinal de la Copa América.

“No tenía molestias, pero sí miedo psicológico”, admitió el 10. «Estuve intentando sacar la molestia que tenía, el dolor, entrenando de a poco, sintiendo un poco de miedo, pero al final me sentí mejor y sentía que podía estar», justificó su presencia en un partido clave para la Selección.

Lionel también habló de otros temas centrales de la victoria por penales ante Ecuador….

El penal: «Bronca porque iba convencido de patearlo así, había hablado con Dibu, con Rulli. Venía pateando varios seguidos cruzados, el arquero de hecho se tira cruzado. La quise tocar y se me fue.»

Dibu Martínez: «El Dibu siempre está, en estos momentos se hace grande. En los penales se tenía mucha fe, incluso antes del partido jodía de que estuviéramos tranquilos si había penales. Siempre lo tiene en mente».

El partido de Messi

Jugó porque es él, porque aunque esté en una pierna su poder de influencia es una tentación a ponerlo igual. Para cualquier mortal, esta condición física lo hubiera sacado del partido sin más atenuante, sin discusión, sin debate. Pero es Lionel Messi, su aura, su historia, su pedigree, y allá fue igual, con una lesión muscular a cuestas, a jugarse la ropa. El capitán estuvo en la cancha pero no estuvo a pleno: claramente su gravitación fue bajísima, casi imperceptible en el desarrollo, salvo por el cóner que terminó en el gol del 1-0 de Lisandro Martínez, y una chance que le quedó para la derecha. Pero nada, o casi nada más. Si hasta el penal falló, ese intento de picarla por sobre el arquero ecuatoriano, un deja vu del Messi anterior, previo a sus títulos en línea con la Selección. La diferencia, esta vez, la hicieron los otros.

La cara de Messi, al final, era la expresión del alivio. Sobre todo con Dibu y también con Nico Otamendi, el autor del quinto penal, el del triunfo. Tantas veces él dio la cara por sus compañeros, que anoche el equipo, su equipo, fueron a su rescate. Yun día, a Súperman lo salvó la abuelita.

Con el diario del viernes, el debate está vivo, porque ni siquiera el triunfo agónico en los penales lo invalida. ¿Debió jugar, así como está su físico, su lesión muscular en el aductor derecho? La respuesta, pues, debiera ser no…

Es que Leo jugó con una marcha menos, o quizá con dos. Durante muchos pasajes, su presencia fue testimonial, una amenaza latente que no pasó de eso. Hizo movimientos cortos, nunca se aventuró a sacarse uno o dos jugadores de encima, sencillamente porque no podía. Es un rendimiento bajo, pero totalmente condicionado por su cuerpo herido, doliente, limitado. En el primer tiempo casi no tocó la pelota. Influyó, lo dicho, en el córner que ejecutó desde la derecha, que peinó Alexis en el primer palo y definió Lisandro en el segundo.

En el segundo fue más de lo mismo, salvo un breve lapsus en el que tuvo esa chance de derecha en una pelota que le llegó llovida, y en alguna jugada en la que se animó a driblear, pero fue apenas un lapsus, un momento que se extinguió enseguida.

Se quedó en la cancha, otra vez, porque es él. Pero ni en el penal se lo veía convencido. La picó, pero el tiro le salió alto y el travesaño le dijo que no. Pero sus compañeros no lo dejaron tirado: cuando Dibu atajó el penal, el arquero lo señaló y, quizá, ahí supo Leo que esta noche no iba a ser como aquellas noches. Y así fue nomás.

Ahora se verá si hubo secuelas, si ese aductor puede recuperarse para el martes. Pero eso significa que hay mañana…

Así fueron los penales

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Argentina eliminó a Ecuador en los penales



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