Los 8 rituales de protección contra la envidia y el mal de ojo más poderosos

La envidia es un sentimiento tan humano que nadie está libre de él. Puede ser consciente o inconsciente, pero algo del deseo propio se proyecta en los bienes del otro, sean materiales o espirituales.

Por supuesto que debemos intentar ver y reconocer la mala calidad de ese sentimiento para nuestra salud emocional.

La envidia propia puede enfermarnos. Pero también solemos percibir la envidia ajena, y como a esa no la podemos manejar, deseamos protegernos. También nos hace mal ese sentimiento que viene de los demás.

Desde la más antigua edad del hombre se han practicado rituales de prevención y protección contra esa vibra negativa, llamada “mal de ojo” porque es a través de la mirada que recibimos la envidia, que seguramente proviene de las inseguridades y frustraciones de quien nos mira.

Han proliferado cintas rojas protectoras, curanderas con platos de agua y aceite sobre las cabezas, polvos mágicos y otras recetas.

Muchas de las cuales, el sitio Univisión propone para que lleves a cabo en tu casa o lugar de trabajo. Veamos qué podemos hacer cuando percibimos las malas ondas.

Con pocos elementos, que seguramente tendrás en casa, podemos practicar rituales que nos cuiden de la envidia ajena. Estas son algunas propuestas para estar protegidos de la mala vibra externa.

Elige velas de color blanco y colócalas alrededor de un vaso con agua. Enciende las velas y deja que se consuman, durante el proceso la energía negativa irá cayendo en el vaso. Para finalizar, una vez consumidas las velas, arroja el agua hacia afuera.

Haz un sahumerio atando unas hojas secas de eucalipto junto con una ramita de canela. Enciende el atadito con fósforo de madera y deja que humee dentro de un cuenco. Mientras se quema, visualiza mentalmente cómo la buena onda se pone de tu lado.

Consigue pétalos y hojas de rosas amarillas más algunas flores de ruda. Antes de ir a dormir, llena la bañera con agua tibia, distribuye las flores y date un baño de inmersión. Liberarás de tu cuerpo la energía estancada, la física y la espiritual.

Machaca hojas y flores de ruda y mézclalas con aceite de girasol. Reserva la preparación en un frasquito durante una semana. Llévala contigo a todas partes y, cuando percibas mala onda, unta unas gotas del aceite sobre tus sienes o en la frente.

Si la mala onda viene de tu lugar de trabajo, puedes poner unas gotas en un trozo de tela morada, púrpura o violeta y guardarla en el cajón de tu escritorio.

Consigue esencia de lavanda y rocía la ropa que vas a vestir cuando te encuentres con alguien de quien dudas de su buena fe.

Es una piedra-amuleto que transforma la energía negativa en positiva. Limpia la gema con agua salada y ponla un día al sol. Luego colócala en un lugar que se vea pero que nadie la pueda tocar. Límpiala cada mes de la misma manera.

Coloca una manzana roja en tu ambiente de trabajo. La manzana absorbe las malas vibras. Si la fruta se pudre antes de lo normal es porque se llenó de energía negativa.

Para tu casa o la oficina, un cactus pequeño y bien cuidado neutraliza la mala energía del ambiente y las personas, incluso la que emana de los aparatos tecnológicos (computadoras, celulares y otros).

Nunca discutas o te peles con quien tu sabes que tiene envidia. Responde al envidioso con buena actitud y energía positiva. Verás que el otro lo recibirá bien, lo hará reflexionar y devolverá la buena onda.