Aprender de los errores del pasado y actuar en consecuencia. Uno de los pocos lunares del proyecto Selección en los últimos seis años fue el poco apoyo que recibió la Selección olímpica en los Juegos de Tokio. Aquel equipo del Bocha Batista, que había salido campeón en el Preolímpico, terminó yendo con un plantel que no era de nivel para la competencia y se esfumó quedando afuera en primera ronda. Esa vez, el cuerpo técnico y los jugadores pusieron la cara en la derrota cuando la realidad es que se perdió en la previa, cuando no se pudo convencer a los clubes ni consensuar con ellos para que cedieran estrellitas.
Con el viento de cola de la Scaloneta campeona del mundo en Qatar y con el sueño de conseguir la tercera medalla de oro, en AFA están trabajando arduo y muy bien para llevar a París un equipazo. En los Juegos Olímpicos siempre está el problema de que los clubes no están obligados a ceder a los futbolistas y mucho depende de la fuerza que hacen los propios players (recordar que Lionel Messi se le plantó al Barcelona para ir a Beijing 2008) y la buena voluntad de las instituciones. Por eso, el laburo fino que están haciendo los dirigentes, Bernardo Romeo y Mascherano es la clave. Y, obvio, el deseo de los jugadores.
Nicolás Otamendi y Julián Álvarez ya consiguieron el visto bueno de sus clubes. Dibu Martínez tiene buenas señales del Aston Villa para que lo dejen estar en Francia. Y ahí se completaría el círculo de los tres mayores que irían en el plantel porque si se consigue que Chelsea ceda a Enzo Fernández, el campeón del mundo es menor de 23. Pero lo importante es que también se está apostando a todo un plantel de elite y ahí aparecen los nombres de Beltrán, Soulé, Almada, Varela y Hezze, todos jóvenes de gran presente en el exterior, que están en la lista preliminar. Y a todos ellos habrá que sumarle la base local, esa que consiguió el pasaje en el duro Preolímpico de Venezuela.