El ciclo de Martín Demichelis dejó fijada una última imagen previa al receso de Copa América que es muy preocupante. La cadena de golpazos que ratificaron y agudizaron una patología ya estructural fue la última señal de alerta para un River que, en su mesa chica, sostiene al entrenador y apuesta por una pretemporada que cambie la ecuación futbolística. Ahora bien, sin pronóstico de soluciones mágicas para un equipo que desde hace más de un año repite, y cada vez con más frecuencia, errores graves en términos de funcionamiento colectivo pero también de mentalidad, la única jugada que podría dar un giro está en manos de la directiva en el mercado de pases que comenzó hace más de dos semanas.
Con nombres ya apuntados y tratativas abiertas desde hace días, ahora la pregunta que queda picando después del cierre de un semestre de claroscuros (bastante más oscuro que claro) es si el diagnóstico inicial sigue siendo el mismo y, en ese caso, si los futbolistas que busca el club son los necesarios para dar un volantazo en juego y carácter. Y es que a excepción de un Germán Pezzella que solo llegará si el CARP ejecuta la cláusula de rescisión que tiene en Betis de € 5.000.000 -algo que espera el central campeón del mundo pero que aún no ocurrió-, los jugadores elegidos no parecen proyectados para ser titulares inmediatamente por el peso de su propia jerarquía. Porque Jeremías Ledesma es el arquero que quiere el club para anticiparse a la sucesión de un Armani que no perderá el puesto de la noche a la mañana. Porque aún con la necesidad de un centrodelantero como alternativa en un puesto que hoy no tiene un recambio natural y probado, Adam Bareiro peleará con un Borja inamovible si finalmente hay luz verde en una negociación que avanza con San Lorenzo (River pondría un monto superior al de la cláusula de u$s 3.500.000 y le daría al Ciclón un % de plusvalía por una futura venta del paraguayo). Porque Valentín Gómez es una muy buena apuesta que aún siendo muy caro (Vélez tasó al central zurdo de 20 años en 10M) hasta da un potencial margen de ganancia por su poder de reventa pero tendría que ganarse su lugar. Porque lo mismo corre para un Felipe Peña que, repescado, ahora deberá competir con Villagra, Kranevitter y Fonseca.
¿Alcanza con eso para cambiar la ecuación, para pelear hasta el final una Copa Libertadores que marcará el destino de un ciclo que ya no resiste otro golpe fuerte? ¿Se necesitan más futbolistas que lleguen para ponerse la camiseta y jugar? ¿El equipo necesita recambio o nuevos titulares? Preguntas que deberán contestarse en estas horas…