La cereza tiene un solo inconveniente: es fruta de comienzos del verano, después no podemos contar con ellas. Entonces, es bueno conocer sus propiedades para sacarles el jugo en su corta temporada.
La cereza cruda es pura vitamina, especialmente tiene betacarotenos (pro vitamina A), B1, B6 y C, contiene ácido fólico y minerales importantes para el organismo, como potasio, calcio, magnesio y hierro. Además, aporta fibra (pectina) y antocianos, que son los pigmentos responsables de su color rojo intenso y poderosos antioxidantes.
Fueron muy apreciadas por los antiguos griegos. Más tarde, los romanos las difundieron por el resto de Europa. Pero son los japoneses quienes le rinden especial homenaje, la flor blanca de sakura (cerezo) adorna las calles de todo Japón en primavera.
Comer cerezas en ayunas
En ayunas es cuando nuestro metabolismo está al acecho de lo que comamos. Por eso, se recomiendan desayunos variados y saludables. Está bien comer cerezas a diario cuando las tenemos a nuestro alcance, ya que mucho no van a durar. En raciones moderadas podemos comerlas todos los días, y en ayunas tienen el poder de un suave laxante que ayuda a bajar de peso y mantener limpio el intestino, son depurativas y revitalizantes. Un intestino limpio absorbe mejor todos los nutrientes del resto del día.
Las cerezas aportan 58 calorías cada 100 gramos y casi nada de grasas, avisa el sitio Cuerpo Mente.
Conviene elegir las más oscuras porque son más ricas en minerales. La guinda (cereza ácida) es la que contiene más cantidad de flavonoides (antocianos y ácido elágico) que son antioxidantes y antiinflamatorios. La cereza es la fruta que más antocianos contiene y que representan una ayuda extra contra el envejecimiento precoz de las células y contra la formación de células cancerosas u otras enfermedades degenerativas, como las cardiovasculares y las óseas.
La cereza es la fruta que más antocianos contiene y que representan una ayuda extra contra el envejecimiento precoz de las células y contra la formación de células cancerosas. Por su efecto laxante y diurético, se recomienda en regímenes específicos contra la obesidad, el estreñimiento y la retención de líquidos. Para los diabéticos están bien por su bajo índice glucémico, aunque en estos casos conviene moderar el consumo.
Sí es recomendable en tratamientos contra la artritis y el reumatismo, trastornos hepáticos o intestinales, ataques de gota y alto nivel de ácido úrico. En dietas contra la gota se recomiendan entre 15 y 25 cerezas diarias. Y como es rica en melatonina, ayuda a conciliar el sueño.
Para que la cereza aporte todas sus virtudes, es importante comprarlas en su punto justo de madurez y firmeza, para que garanticen su calidad. Si están verdes, las cerezas no madurarán en casa. Se conservan en la heladera y se lavan en el momento de comer.
Originaria de Asia Menor, hay variedades silvestres y de cultivo, más dulces y más ácidas (como las guindas). Foto: iStock.Las cerezas también se pueden consumir cocidas: en salsas, como el chutney, para acompañar carnes de caza (pato, ciervo o jabalí), son ideales para preparar mermeladas y licores. El kirsch es un destilado de cerezas. Quedan genial con crema y chocolate, como la torta alemana selva negra o en tartas, como el clafoutis francés.