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29 de junio de 2024
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El País

Los mayas ya se dedicaban a criar abejas y este hallazgo lo demuestra


La especia nativa melipona beecheii, xunán kab, en maya, es un elemento identitario de la región (Gobierno de México)
La especia nativa melipona beecheii, xunán kab, en maya, es un elemento identitario de la región (Gobierno de México)

Durante los trabajos de salvamento arqueológico en el Tramo 6 del Tren Maya, un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrió tres tapas de jobón de piedra caliza, vinculadas a la actividad apícola de los mayas. Este hallazgo ocurrió en el frente 5, que abarca los municipios de Bacalar y Felipe Carrillo Puerto, en una región conocida como Los Lagos.

La apicultura ha jugado un papel significativo en la vida de los mayas de la península de Yucatán desde tiempos prehispánicos. Diversos códices y crónicas, como el Madrid y el Tro-Cortesiano, describen cómo los indígenas antiguos utilizaban la miel con fines alimenticios, comerciales y ceremoniales. No obstante, se pensaba que dicha actividad solamente era desempeñada en la región norte de la Península de Yucatán.

Coordinados por la arqueóloga Raquel Liliana Hernández Estrada, los especialistas encontraron las tapas de jobón mientras excavaban una supuesta albarrada en el área conocida como Estación. El descubrimiento cambió la hipótesis inicial, identificándose la estructura como un meliponario.

La apicultura tiene gran relevancia en la cultura de la Península de Yucatán (INAH)
La apicultura tiene gran relevancia en la cultura de la Península de Yucatán (INAH)

Cabe mencionar que una albarrada es un muro de piedra caliza que aparece entre los vestigios prehispánicos. Se piensa que su función en los recintos precolombinos era la de delimitar zonas de cultivo e, incluso, para delimitar espacios habitacionales, según refirió Fabián Gutiérrez Gómez, jefe de campo del Frente 1 del Tramo 6 del Tren Maya.

Carlos Fidel Martínez Sánchez, uno de los arqueólogos involucrados, detalló que las tapas, coloquialmente conocidas como panuchos, son redondas, hechas de piedra caliza y miden aproximadamente 20 por 25 centímetros. Se cree que estas piezas pertenecen al periodo Posclásico (950-1539 d.C.).

Los estudios realizados por otros arqueólogos del INAH, como Luis Alberto Martos López, Manuel Eduardo Pérez Rivas y María Flores Hernández, indican que este tipo de material arqueológico se asocia frecuentemente con la zona norte de Quintana Roo. Sin embargo, el descubrimiento actual sugiere que la meliponicultura maya también se extendió hacia el sur del estado.

Las tapas de jobón están hechas de piedra caliza (INAH)
Las tapas de jobón están hechas de piedra caliza (INAH)

La arqueóloga Hernández Estrada explicó que el frente 5 revela la presencia de conjuntos habitacionales de ciudades periféricas a recintos ceremoniales, como la Zona Arqueológica de Chacchoben y el sitio conocido como Los Limones.

De igual manera, según explicó la investigadora, el hallazgo respalda las anotaciones que algunos cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés hicieron al notar que en los territorios que se encuentran en la parte sur del actual estado de Quintana Roo se desempeñaba también la actividad.

Por ello, se reforzó la hipótesis de que la meliponicultura maya se extendió hasta dicha región de la Península de Yucatán.

Entre los hallazgos se encontró un metate de 50 centímetros (INAH)
Entre los hallazgos se encontró un metate de 50 centímetros (INAH)

El hallazgo también incluyó otros materiales arqueológicos utilitarios realizados a base de cerámica, lítica y sílex, de los cuales destaca un cajete con decoraciones en tonalidades roja y naranja. También se encontraron una mano de metate de roca caliza con una longitud de 40 centímetros de largo, un metate de 50 centímetros, un hacha, un percutor y una cuenta de concha en forma de estrella.

Hasta ahora, se han contabilizado 261 monumentos, principalmente restos de áreas habitacionales cercanas a las localidades de Sabanitas y Estación, que están siendo analizados en los laboratorios del INAH.

Estas actividades forman parte del proyecto del Tren Maya, bajo la coordinación de Manuel Eduardo Pérez Rivas, enfocado en la investigación y preservación del patrimonio nacional.





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