Un contraste perfecto: buen juego y satisfacción de un lado, caos e insultos en el otro. El primer tiempo fue espectacular. Instituto arrancó con todas las luces y encontró rápido el gol. El equipo de Diego Dabove tenía espacios y triangulaba a la perfección. Y así como Gastón Lodico puso el 1-0 tras un contraataque top, la Gloria podría haberse ido al entretiempo con mucha más ventaja. Pero Newell’s tuvo lo suyo, pese al pálido volumen de juego de la Lepra, los rosarinos pudieron haber empatado el duelo.
El Colo Ramírez lo había igualado, pero Lamolina terminó anulando el gol por mano de Aguirre en la previa. Un par de minutos más tarde, Armando Méndez desbordó por la banda derecha y, en el intento de lanzar un centro, terminó estrellando la pelota contra el travesaño del arco de Manuel Roffo. Y en las tribunas también hubo acción, porque los hinchas del rosarino explotaron con el plantel. El clásico “jugadores, la…”, volvió a sonar en las tribunas del Coloso Marcelo Bielsa tras la salida de Mauricio Larriera.
Y en el complemento la tónica fue la misma, Instituto construyendo con mucha coherencia desde el fondo y Newell’s lanzando centros al uruguayo Ramírez. Cuando los de Adrián Coria, técnico interino tras la salida de Larriera, mejor estaban, se regalaron en el fondo y la Gloria aprovechó. Tras otro contraataque fenomenal, los cordobeses encontraron el 2-0 de la mano de Ignacio Russo, justo el hijo de Miguelo, el DT de Central. Y las gradas volvieron a explotar contra los jugadores e Ignacio Astore, presidente del club. Buen cierre para la Gloria y principio de incendio en Newell’s…