Otro episodio violento conmueve a Rosario. Dos delincuentes en moto atacaron a un taxi que estaba detenido por un problema mecánico e hirieron a balazos a los tres pasajeros que iban en el auto. Uno de ellos está grave.
Ocurrió alrededor de las 19 de este domingo en Ituzaingó al 1300, cuando el chofer del taxi se bajó para revisar la parte delantera del coche. En ese momento fue abordado por dos personas que abrieron fuego contra el vehículo cuando el conductor intentó resistirse, informó el sitio web Rosario Plus.
Los pasajeros heridos serían dos hombres -uno de 26 años, con el cuadro clínico más complejo- y una mujer de 18, que recibió disparos en sus piernas.
Cuando el taxista logró arrancar el auto nuevamente, llevó a los pasajeros baleados al hospital Clemente Álvarez y al provincial.
Las primeras versiones indican que eran seguidos por la moto de color rojo desde la zona oeste de la ciudad.
Según indicaron fuentes policiales a Clarín, el taxista resultó ileso y quedó demorado. «El auto no tenía el sombrerito de taxi, ni la chapa de la matrícula», agregó un vocero consultado por el caso.
«El caso es rarísimo. El taxi tiene toda la pinta de trucho. Alguien pasa y les tira. Cuatro personas arriba del vehículo. Tres hombres y una mujer. Dejaron al herido en el lugar. El taxi no tiene cartel luminoso, no tiene patente de taxi», añadió la fuente consultada.
Incendiaron 13 vehículos y dejaron amenazas a Bullrich, Pullaro y su ministro de Seguridad
Apenas 24 horas antes del ataque al taxi, en el que los tres pasajeros resultaron baleados, la ciudad santafesina amaneció el sábado con 13 autos incendiados intencionalmente en diferentes puntos de Rosario en un lapso de dos horas en horas de la madrugada.
«Cococcioni, Pullaro y Bullrich, esto es por ustedes: háganse cargo. Queremos que vuelvan las llamadas y visitas, sino esto no va a terminar. Atentamente Los Rosarinos», fue el mensaje para la ministra de Seguridad, el gobernador y su funcionario del área.
Fue un violento reclamo a que el juez federal de Morón, Jorge Rodríguez, restringiera las comunicaciones y las visitas al jefe narco Ariel «Guille» Cantero, y a su sobrino Uriel Cantero porque se conoció que triangulaba llamadas desde el teléfono oficial del penal de Marcos Paz.
La policía local detuvo a tres personas que tenían hollín en su ropa y en sus manos.