Agarró la pelota con la decisión de los que saben que es el último tiro, la última chance, la última oportunidad. Tomó el balón con la determinación de un líder, de una figura, de un capitán. Y lo hizo. Edinson Cavani sabía que esa bola quemaba, que esa situación cargada de toda presión, la debía asumir él. Y la definió con su clase, con su jerarquía, con su calidad. Fue al ángulo, a los 92 minutos, en el último suspiro, para darle a Boca un triunfo trascendental en la Copa Sudamericana.
El remate fue preciso, con la mira calibrada, con la comba justa. Al punto que un video de la Conmebol le dio todavía más ese sello de perfección a su ejecución. Porque lo toma desde atrás y muestra la parábola perfecta de su remate, cómo la pelota toma ese efecto decisivo para clavarse ahí arriba y lanzar al uruguayo a su festejo alocado, con arco y flecha incluido.
«Este gol vale mucho, porque el objetivo es pasar primero. Entonces, ahí está lo importante. Siempre dije que nunca hay que bajar los brazos, que cuando uno desea algo, debe hacerlo con el alma», sostuvo tras el partido. Así, en definitiva, fue en busca de ese tiro libre que clavó al ángulo desde 35 metros. Con esa fe, con ese convencimiento, con esa esperanza.
No había sido un buen partido el del Matador. Incluso, había estado a contramano del gol. Nunca le pudo tomar el pulso al partido, más allá de su despliegue de siempre. Tuvo una chance, en el primer tiempo, que definió mal, errático, casi desconocido. Hasta que apareció esa última bola y no perdonó.
«Este triunfo es lo que vinimos a buscar, es un paso importante», sostuvo en declaraciones a DirecTV. Lo fundamental de esta victoria de Boca, de ese golazo, pasa por su efecto: con la derrota de Fortaleza en Potosí, ahora el Xeneize vuelve a depender de sí mismo. Si le gana a los brasileños en la próxima fecha en la Bombonera, lo pasará en la tabla del grupo D y llegará a la última fecha ante Nacional Potosí como líder. Allí, otra vez de local, tendrá la chance de bajar el martillo con otra victoria y así meterse en los octavos de una (sólo se clasifica de manera directa el primero de la zona).
En definitiva, los goleadores, y sobre todo los goleadores con nivel estrella mundial, son así. Aparecen cuando los equipos más los necesitan. Para esto vino a Cavani. Para regar de su calidad al fútbol argentino y al sudamericano todo. Para hacer la diferencia cuando nadie puede. Para darle alegría a los corazones de los hinchas de Boca. Para ganar…