Como si se tratara de una escena embebida en otra, el penal con el que Tigre le empató el partido a River en el Monumental tuvo un momento de tensión protagonizado por el ejecutante -y posteriormente autor del 1-1- Gonzalo Maroni y Miguel Ángel Borja, delantero del cuadro local que intentó condicionar a su rival.
La secuencia del entredicho entre Borja y Maroni inició precisamente segundos después de que Nazareno Arasa cobrara el foul de Franco Armani al paraguayo Blas Armoa. El Colibrí rápidamente se acercó a Maroni, quien ya había tomado la pelota para ejecutar, y comenzó a hablarle prácticamente cara a cara: el colombiano se agachó frente al #10 de Tigre buscando ponerlo nervioso, una actitud que abandonó luego de que el árbitro le pidiera que despejara el área para proceder a darle continuidad al juego.
Maroni, por caso, no pareció sentirse intimidado por los comentarios de Borja: cruzó su remate de derecha y su tiro entró pegadito al poste derecho de Armani, quien le acertó al palo pero no logró desviar la pelota antes de que se metiera en el fondo del arco. Ahora bien: el ex futbolista de Boca, cedido a Tigre hasta fin de año, no se olvidó del intento de Miguel Ángel de sacarlo de quicio. Y fue a buscarlo después de celebrar.
Borja y Maroni tuvieron, entonces, un entredicho: mientras que el futbolista de Tigre le recriminaba su accionar, el de River respondía un “ya está”. Todo con Iván Núñez, primer asistente, como testigo/árbitro de esa discusión que no pasó a mayores.
El doble error que derivó en el penal
Antes de que Borja se parara frente a Maroni y previo a que Gonzalo gritara el gol chupándose el dedo y discutiendo posteriormente con el colombiano, hubo dos errores consecutivos que permitieron que se diera esa última secuencia del primer tiempo. Yerros que tuvieron como conclusión el penal del 1-1.
Todo comenzó con un despeje fallido/de bajas calorías de Paulo Díaz: el chileno rechazó demasiado liviano un pelotazo y su toque terminó dando en la cara de Blas Armoa, quien aprovechó la situación para encarar por la izquierda y meterse en el área de River.
El zaguero de 29 años no alcanzó, por caso, a intervenir y evitar que el rival se filtrara en la zona de gatillo. Y es ahí donde apareció Franco Armani en escena: quizás de manera apresurada fue a barrer muy fuerte y se llevó puesto a Armoa, quien cayó. El foul, indiscutible.