La avanzada coreana está copando las plataformas de streaming, especialmente la de Netflix. Cada semana hay, mínimo, un estreno de ese país. Así como Turquía -como abanderada de la ficción argentina en la TV abierta actual- viene plantando sus latas en la grilla de Telefe, Corea pisa cada vez más fuerte en el on demand. Y, para sostener ese caudal, ofrece géneros para todos los gustos.
La perlita más flamante de ese origen es Una familia atípica, que le da una vuelta de tuerca a los clásicos K-drama, etiqueta de las producciones coreanas dramáticas. Aquí no falta ni medio condimento de esa categoría, pero la yapa la aporta el toque sobrenatural que de a ratos la acerca a la comedia, pero es apenas un coqueteo.
En realidad, el objetivo de esta serie es pincelar, con todos los matices, los vínculos familiares más convencionales. Con la particularidad de que casi todos sus miembros tienen poderes especiales.
Pero los protagonistas no son superhéroes que todo lo pueden, ya que desde el primer episodio -entre los 12 que tiene en total, aunque se van estrenando de a dos- queda en claro que cada uno padece algún trastorno que debilita sus habilidades. Así, la chica que volaba cuando se le antojaba perdió la batalla de la gravedad por un trastorno alimenticio que la hizo subir de peso.
Si bien el protagónico es coral, el personaje central es el de Bok Gui Joo (interpretado por el actor Jang Ki-yong), un muchacho que tiene la chance de volver al pasado cuando quiera. Pero no a cualquier postal sepia, sino a las que le generan felicidad. De pronto, cae en un estado de depresión que le impide meterse en su selectivo túnel del tiempo. Y un accidente le cambia la vida (una vez más), con la aparición de una mujer que lo salva.
Tal vez el condimento de los superpoderes es el que quita peso dramático al relato, pero al mismo obliga a los personajes y al espectador a confrontar la realidad con cierta magia de la fantasía. Y a lidiar entre las limitaciones, las frustraciones, el deseo y el desafío de intentar siempre ir un poco más allá de todo.
El domingo 26 llegaron los dos primeros episodios, con lo que pudimos ir conociendo a los Bok, la familia de este cuento que sabe tocar distintas cuerdas. Y sabe, especialmente, tensar la de la emoción. Para ellos, los poderes son -o eran- cosa de todos los días, casi algo tan natural como respirar. La madre de Gui Joo, la señora Bok Man-heum, tiene la habilidad de adivinar lo que se viene a corto plazo. Un peligro y una bendición en términos de información. Pero el insomnio le empezó a restar precisión en sus predicciones.
Así con cada uno de los integrantes de este clan especial que encuentra en los trastornos y obsesiones a sus peores rivales.
Pero la familia se agranda con la llegada de Do Da He (Cheon Woo Hee), una mujer que sorpresivamente trae aires de cambio para las vidas de cada uno de los Bok. En medio de este mapa está Uhm, padre de Gui, el único del grupo que cuyo único superpoder es la razón. Y el sentido común.
Lo mejor que tiene la serie es el riesgo que se anima a correr, pero cada tanto se cuela una escena inverosímil que desorienta. Y, por momentos y exagerando para fijar la idea, uno no sabe si está viendo Los únicos de Polka o Grupo de familia, con el gran Burt Lancaster (maravillosa película de 1974)
La tentación da para calificarla de «diferente», pero, en el fondo, Una familia atípica tiene mucho de los frescos sobre las relaciones familiares sin otros poderes que el de la tolerancia a la convivencia, el amor, la resistencia y la paciencia. Y la contención. Se ve, finalmente, una familia bastante típica.
Ficha
Drama con toques comedia Protagonistas: Jang Ki-jong, Cheon Woo-hee y Claudia Kim Dirección: Cho Hyun-Taek Emisión: Netflix. Son 12 episodios (hasta el momento hay cuatro, cada domingo se agregan dos. El 11 y el 12 llegarán el domingo 30 de junio).