Con la llegada de temperaturas más frescas durante el otoño e invierno, el cuerpo humano tiende a requerir un mayor aporte calórico para conservar el calor. No obstante, el clima frío no debe ser motivo para descuidar una alimentación equilibrada y saludable.
En invierno, es posible que las personas sientan más apetito o ganas de comer un alimento que resulte placentero como golosinas, chocolates y productos de pastelería por su elevado contenido en grasas y azúcares.
Según la Organización Mundial de la Salud, es recomendable comer al menos 400 gramos o cinco porciones de verduras al día e ingerir suficiente fibra, para reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, cáncer o la obesidad. En este sentido, se recomienda la acelga, espinaca, zanahoria, coliflor, brócoli y puerro.
Alimentos que ayudan a aumentar la temperatura corporal
Algunos alimentos que pueden ayudar a subir la temperatura corporal incluyen aquellos que proporcionan energía rápida, contienen grasas saludables, proteínas y ciertos nutrientes que promueven la termogénesis.
- Carbohidratos complejos: pueden ser la avena y el arroz integral, que proporcionan energía de liberación lenta y ayudan a mantener la temperatura.
- Grasas saludables: los frutos secos (almendras, nueces) y la palta, que son ricos en calorías.
- Proteínas: las carnes magras (pollo), huevos y legumbres son esenciales para el metabolismo y la producción de calor corporal.
- Especias: el jengibre, la canela y la pimienta tienen efectos termogénicos y pueden aumentar la temperatura.
- Bebidas calientes: el té de jengibre o el té verde no solo ayudan a calentar el cuerpo, sino que también mejoran la circulación.
![En el invierno se recomienda comer platos calientes. Foto: freepik.](https://www.clarin.com/img/2024/06/05/fL8fUqspM_720x0__1.jpg)
Una publicación de la Fundación Cardiológica Argentina verifica que la alimentación diaria es crucial para el funcionamiento óptimo de todas las células y órganos del cuerpo.
Para los que realizan trabajos intensos, tanto física como mentalmente, es fundamental garantizar un adecuado aporte de energía para mantener la capacidad laboral y preservar la salud. Mientras que quienes tienen desgaste predominantemente intelectual necesitan asegurar nutrientes esenciales para el sistema nervioso.
La frecuencia de las comidas a lo largo del día varía según las necesidades individuales, pero es recomendable incluir al menos tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena), y posiblemente colaciones como medida preventiva contra hipoglucemias y para evitar la ansiedad. Distribuir los alimentos de esta manera no solo regula los niveles de glucemia y lípidos en sangre, sino que también mejora la digestión y potencia el rendimiento físico e intelectual.