La relación que existe entre la memoria y el olvido es directa, ya que ambas coexisten en diferentes conjuntos de células ubicadas en el cerebro. Allí, se almacenan los recuerdos que uno tiene y recuerda, u olvida, en el corto, mediano y largo plazo. Por ello, para entender cómo olvidamos y cómo recordamos es importante conocer la ciencia detrás de la memoria.
Los recuerdos forman parte de la vida de cada uno y se van formando mediante las experiencias que uno tiene. Si bien es cierto que con el paso del tiempo las capacidades cognitivas comienzan a desmejorar su funcionamiento, hay algunos recuerdos que se olvidan rápidamente y nada tiene que ver con la edad. De hecho, olvidar no es algo malo y es un aspecto necesario y beneficioso, ya que poder recordar cada minuto y detalle sería realmente agotador e insostenible.
Los seres humanos retienen sus recuerdos por diferentes períodos de tiempo (los cortos pueden durar desde segundos hasta horas, mientras que los largos pueden durar varios años) y se almacenan en diferentes áreas del cerebro.
Generalmente, los recuerdos se agrupan en otros grupos de neuronas o células nerviosas, también conocidas como ensamblajes celulares. Estas se disparan como respuesta a un estímulo específico, por lo que cuanto más se activan las neuronas, más se fortalecen las interconexiones de las células.
«Para que una memoria a corto plazo se convierta en una memoria a largo plazo, debe fortalecerse para el almacenamiento a largo plazo, un proceso llamado consolidación de memoria. Se piensa que la consolidación tiene lugar por varios procesos. Uno, llamado potenciación a largo plazo, consiste en que los nervios individuales se modifican para crecer y hablar a los nervios vecinos de manera diferente», explica un estudio realizado por Tomás Ryan y Paul Frankland, dos científicos detrás del artículo «Forgetting as a form of adaptive engram cell plasticity» difundido por el portal oficial de National Geographic.
«Esta remodelación altera las conexiones de los nervios a largo plazo, lo que estabiliza la memoria. Todos los animales que tienen recuerdos a largo plazo utilizan esta misma maquinaria celular básica», añade.
¿Por qué olvidamos?
Algunos de los recuerdos se almacenan en un conjunto de neuronas denominado «celulares de engramas», y para recordar se necesita una reactivación de estos conjuntos. Entonces, el olvido se produce cuando estas células de engrama no pueden reactivarse. Aunque los recuerdos aún están allí, no se pueden recuperar si no se activan algunos conjuntos de células específicas.
Algunos especialistas consideran que se aprende a olvidar algunos recuerdos al mismo tiempo que se retienen otros que se consideran importantes. Sin embargo, se cree que en algunos casos el olvido puede deberse a un acceso alterado a la memoria más que a la propia pérdida de la memoria.
No sólo el paso del tiempo influye en la memoria y la capacidad de acumular recuerdos. Hay varias formas en que el cerebro olvida, y una de las más comunes es sufrir algún estado patológico como puede ser el Alzheimer. En estos casos, la accesibilidad de las células de eneagrama es muy reducida y, al no haber una cura o tratamiento que revierta esta patología, los tratamientos pueden contribuir pero no aseguran una mejora en las capacidades cognitivas.
Otros neurocientíficos estudian la amnesia y la pérdida de recuerdos. Esto suele ser el resultado de algún tipo de trauma cerebral y existen dos tipos principales: la retrógrada, que ocurre cuando se olvidan cosas que se sabían antes de tener un trauma cerebral, y la anterógrada, que ocurre cuando el trauma cerebral restringe o detiene la capacidad de alguien para formar nuevos recuerdos.