En lo que va del año, Miguel Borja pasó de héroe a villano para los hinchas de River. Y este sábado de reencuentro en el Monumental tras la eliminación por Copa Libertadores, el colombiano hizo el camino inverso en apenas 90 minutos: comenzó silbado, fue suplente y se sacó la mufa sobre el final, ingresando en el segundo tiempo y marcando el 3-1 sobre Banfield cuando el Taladro iba en busca del empate.
Borja brilló con Martín Demichelis, especialmente después de la salida de Salomón Rondón, y en el partido ante Atlético Tucumán del pasado 13 de septiembre, ya con Marcelo Gallardo como entrenador, llegó a los 50 goles con la camiseta del Millonario, una cifra que sólo superan otros cuatro extranjeros: Enzo Francescoli (137), Walter Gómez (77), Juan Pablo Ángel (62) y Rafael Santos Borré (55). Sin embargo, entró en un bajón futbolístico que le hizo ganarse la reprobación del público.
Este sábado, en la previa del partido ante Banfield en el Monumental por la fecha número 20 de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), una buena parte de los presentes en el estadio silbaron al colombiano cuando se anunció su nombre como uno de los suplentes del Muñeco para recibir al Taladro de Gustavo Munúa. Otro de los abucheados fue Nicolás Fonseca, de muy flojo desempeño en el partido de ida frente a Atlético Mineiro por las semifinales de la Copa Libertadores, mientras que hubo una ovación para Gallardo y aplausos para Franco Armani, Facundo Colidio y Pity Martínez.
A Borja le recriminan su mal desempeño en los partidos ante el conjunto brasileño, no tan sólo su falta de gol, y una actitud puntual en el encuentro ante el Galo del martes pasado en Núñez cuando quedaban unos segundos para que finalice el primer tiempo. River necesitaba goles para cumplir con la compleja tarea de revertir el 3-0 sufrido en Brasil y el delantero, tras una falta que le cometió Junior Alonso, se quedó tirado en el piso en lugar de apurar el juego. En ese momento fue que tuvo un tenso cruce con Matías Kranevitter, quien lo puso de pie a la fuerza.
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El tenso cruce entre Kranevitter y Borja en medio del partido de River con Atlético Mineiro
Además, lo empujó hacia adelante para que volviera a su posición, lo que hizo enojar al colombiano. Fiel a su carácter, Miguel no reculó, le contestó y se generó un entredicho entre ambos. Una vez consumada la eliminación, gran parte de las críticas fueron para él. Los hinchas se cansaron. Gallardo, por lo pronto, lo dejó en el banco de suplentes ante Banfield y dio un mensaje fuerte. ¿Seguirá el año que viene? Es pronto para saberlo, pero lo que es seguro es que dejó de ser un titular indiscutido.
Pero los goleadores son así, y Borja es uno de esos jugadores que habla dentro de la cancha, poniendo la pelota en el fondo de la red. Ante Banfield ingresó en el minuto 29 del segundo tiempo, en reemplazo de Pablo Solari, autor de los primeros dos goles del Millonario y figura del encuentro. Junto a él también entró Adam Bareiro, otro centrodelantero que está en la mira no sólo del DT sino de los hinchas.
El ex San Lorenzo no pudo tener un peor comienzo: en una de sus primeras jugadas apareció en defensa y cometió un penal que significó el 2-1 para Banfield, cuando los del Sur ni se acercaban al arco de Franco Armani. La cara de Marcelo Gallardo en el banco de suplentes fue elocuente, incapaz de entender cómo el 9 que eligió para liquidar el partido se lo estaba complicando. Quedaban 7 minutos más el tiempo adicionado.
Hizo poco Banfield y el que terminó festejando fue Borja, que en el séptimo minuto de adición no se rindió y metió uno de sus goles característicos, en una jugada sucia, con rebotes y haciendo ingresar la pelota por el lugar más inesperado. Lo gritó con furia el Colibrí, que ya no bailó sino que se golpeó el pecho como avisando que él está ahí y paga con goles.
Algo está roto, eso sí. Fue el único futbolista que se fue del campo de juego sin saludar al público. Caminó rumbo al vestuario mientras el resto de sus compañeros se agrupó en el centro de la cancha para levantar los brazos en señal de agradecimiento.