Gran hermano (a las 22.30, por Telefe) es un reality del que surgieron varias figuras del medio. Tradicionalmente, una vez que salían de la casa eran convocados por los programas más vistos de televisión y, en algunos casos, terminaban en alguno de los ciclos del canal o en otros conducidos por Marcelo Tinelli (Coty y El Conejo en el Bailando del año pasado, por ejemplo), o en LAM (como la «angelita» Viviana Colmenero). Siempre intentando mantener su fama en el tiempo, cosa que muy pocos lograron.
Pero a partir del año pasado, apareció un fenómeno particular: los participantes empezaron a ganar plata por publicidades incluso antes de salir de la casa. Y todo esto es gracias a las redes sociales.
Desde la edición 2023, los jugadores de Gran hermano empezaron a dejar sus cuentas de Instagram personales a cargo de familiares y/o amigos para que puedan hacer campañas y juntar seguidores durante su estadía en la casa más famosa del país.
De esa manera, una vez que salen del reality, sin haber mediado demasiado esfuerzo, ya son verdaderos influencers con marcas que les salen de sponsors y les pagan por subir historias. La mayoría de los participantes de la edición anterior todavía gana millones de pesos por mes por el simple hecho de hacer posteos con publicidades o sorteos de productos en redes.
Cómo funciona el negocio
Desde el día que entran en competencia, los familiares y amigos de los participantes empiezan la batalla por ganar seguidores. Postean clips divertidos de los jugadores en la casa, organizan juntadas con fans y hasta hacen colectas para pagar por miles de votos en las galas de eliminación.
Este año la que mejor hizo esta tarea fue Coy, la hermana de Furia Scaglione, que profesionalizó tanto su Instagram que ya tiene hasta un mail comercial en su biografía, exclusivo para recibir solicitudes de «publicidades o canjes» que se publican en sus historias. Todo esto sin que la participante lo sepa, para garantizar su aislamiento.
Es decir que cuando Furia salga de la casa ya va a tener una suma de dinero en su haber, que le generó su hermana a través del manejo de sus redes. Además va a contar con cientos de productos que las marcas le envían para hacerse virales en las diferentes plataformas.
Los familiares también son estrellas que saben negociar
Si hay otra persona que supo aprovechar bien las redes sociales fue María del Rosario (alias Marisol), la novia de Martín Ku. La profesora de inglés maneja muy bien el mundo de los canjes y no sólo lo aprovechó para hacer crecer la cuenta de «El Chino».
Ella misma creció en su cuenta personal, y ya tiene más de 170 mil seguidores gracias a su paso por todos los canales de streaming más populares de YouTube y Twitch. Gracias a eso, ya tuvo viajes, ropa y celulares gratuitos. Todo a cambio de una historia de Instagram.
Así que la profesora de inglés no es tan sólo propietaria gracias al reality (de la casa que ganó Martín en una prueba dentro del certamen), sino que también es empresaria y sus posteos pasaron a valer miles de pesos gracias a su ingeniosa estrategia.
Algo similar pasó con Nicolás, el esposo de Emmanuel Vich, quien ya tiene canjes de indumentaria, calzado y peluquería y lucra con promociones de casinos online. Además tanto él como Marisol están invitados a los eventos más exclusivos de la ciudad de Buenos Aires, y se codean con los influencers del momento en el sector VIP de los boliches.
Ahora está por verse si logran mantener el negocio a lo largo del tiempo después de la salida de los participantes de la casa y si ellos están de acuerdo con los arreglos comerciales que hicieron en su nombre (sin poder tener una consulta previa o tal vez sí hubo un planteo de escenario posible, porque nunca se sabe cuando los candidatos traspasan ese umbral).