La odisea por aire y tierra para llegar a Potosí para el debut frente a Nacional a 4000 metros. El largo vuelo al norte de Brasil para visitar a Fortaleza. Y, el que parecía más corto y sencillo, al final también se complicó y terminó siendo un viaje de casi siete horas para arribar a Asunción. Eso no impidió que por la noche los hinchas armaran una fiesta frente a la concentración de Boca y los jugadores con Edinson Cavani a la cabeza aparecieran para saludar a los hinchas. Como ya es costumbre en este plantel xeneize.
Esta vez, la espera de la gente se hizo larga y se fue postergando a medida que se demoraba el vuelo de la delegación desde Ezeiza. Mientras los jugadores miraban en unos salones del aeropuerto el triunfo del Borussia Dortmund sobre el PSG, el Consulado xeneize en Paraguay preparaba el recibimiento con todo el cotillón. Y si bien cuando llegó el micro eran unos pocos en la puerta y los jugadores entraron directamente al hotel, la cita estaba programada para más tarde. Fuegos artificiales, humo azul y amarillo, banderas, bombos y platillos para darle ritmo a los cantitos.
Cuando se armó la fiesta, en el momento más caliente, apareció Cavani y el resto para saludar, firmar autógrafos y sacarse fotos. Merentiel, los pibes Saralegui y Benítez, y hasta el DT Diego Martínez, ya habitual en él participar de estos gestos ocn los hinchas.
Pasó en cada uno de los viajes del Xeneize al exterior -y también interior, por supuesto-. La muy buena onda de los futbolistas. Y la sonrisa del Matador para acercarse a cada uno de ellos para saludar. Porque no quedan dudas de que es el más buscado, la foto que todos quieren, el sueño a cumplir. «Cavani, Cavani, Cavani», gritan todos para tratar de conseguir que el uruguayo se acerque.
Entre la multitud, Edi vio a una chica que cumplía años y no paraba de llorar. Se le acercó, le firmó la camiseta y regaló su campera de Boca. «No lo puedo creer», dijo Solange entre lágrimas. Con el sueño cumplido por el histórico goleador.
Boca Juniors – 8-5-2024