Ya está en marcha la subasta por la mítica servilleta en la que el Barcelona se comprometió por escrito a fichar a Lionel Messi. Sin embargo, vale recordar que desde fines de enero de este año que intenta ser subastada. Pero, por diversas razones, la misma fue aplazándose. Y en medio del proceso, además, hubo un conflicto legal. Es que el dueño del objeto, Horacio Gaggioli, intermediario en ese momento entre la familia del astro argentino y el Barsa, fue enfrentado públicamente por Josep María Minguella, un histórico representante español que participó en la llegada de Leo al club catalán (al igual que con Diego Maradona en el 82′) y que también firmó el papel.
«Debe estar expuesta en el museo del Barsa», fue el pedido de Minguella a mediados de marzo de este año, cuando la servilleta intentó ser subastada por primera vez. En esa entrevista con Relevo, el español sostuvo que la propiedad de la servilleta recaía no solo en Gaggioli sino también en él y en Carles Rexach, ex Secretario Técnico del Barcelona y la tercera y última persona en firmar aquel papel.
Y a partir de los dichos de Minguella, Gaggioli, quien explicó que es «el único propietario documentado de esa servilleta», le brindó a Olé su verdad sobre la historia del objeto y la disputa que mantuvo con el español.
-¿Qué sucedió a partir de las declaraciones de Minguella?
-El único propietario documentado de esa servilleta soy yo. Por eso me extraña tanto que diga las cosas que ha dicho. Él (Minguella) nos envió un burofax a mí y a Bonhams, y yo le di 48 horas para que mantenga ante notario, que es un escribano público de allí, lo que dijo en radio y televisión. Y no fue capaz de hacerlo. Y Bonhams también le dio de un jueves a un martes para que él mostrara que tenía la propiedad de la servilleta. Y no contestó. Y ahora está muy suave, porque ya se enteró que voy a por todas.
-¿Carles Rexach también se comunicó con usted?
-No. Tengo una relación muy estrecha con Charly. Es un gran amigo. Siempre dije que es la única persona que logró que Leo fuera jugador del Barsa al firmarme esta servilleta, comprometiéndose a que Leo viniera aquí. Él (Minguella) dice que siempre deseó que la servilleta estuviera en el museo del Barsa. Es mentira. Si él no sabía ni dónde estaba esa servilleta. El fondo es otro, es el dinero. No es el museo del Barsa. Pero él no sabe que mi abogado y yo nos reunimos con dos ejecutivos del Barsa. ¿Me entiendes? Y están las fechas, las reuniones, están los testigos. Y todos estos testigos serán citados, no hay ningún tipo de problema. Al final no la quisieron a la servilleta. El Barsa no la quiere. Es muy sencillo.
-¿Se la quiso vender al Barcelona?
No. Vendérsela no. Yo le ofrecí la servilleta al Barsa para que la expusiera en el museo siempre sin perder la propiedad.
-¿La servilleta ya está en poder de Bonhams?
-Sí, la tuvieron en New York, en Londres, París… Desde el principio, cuando se firmó el contrato para hacer la subasta, ellos querían la servilleta y la protocolarización ante notario por parte de Charly Rexach. Mejor documento que ese no existe. Es el gran documento que muestra de quién es la servilleta.
Gaggioli y su vínculo con Messi
-¿Cuál fue su relación con Leo Messi?
-Yo a los Messi nunca los conocí en Argentina. En Argentina hubo dos personas (Fabián Soldini y Martín Montero) que conocieron a Messi en Rosario y llegaron a un acuerdo con el papá y con la mamá de Leo. Esas personas les ofrecieron venirse a Europa y la familia aceptó. El hecho era que eran muy pequeños, Leo tenía 12 años, había que esperar un poco por una ley que existía en ese momento. Y el segundo tema era que la familia quería venir a la ciudad donde yo tuviera un contacto, porque yo trabajaba con estas personas de Rosario. Por lo tanto, había que esperar también a traerlo porque yo vivía en Barcelona y tenía posibilidades de ir a trabajar a una empresa deportiva de Madrid. Si yo hubiera ido a Madrid, evidentemente, a Leo lo hubiéramos traído al Madrid o al Atlético de Madrid para probarlo, y no al Barcelona. Yo por eso siempre dije que por circunstancias de la vida a Leo le tocó el Barcelona, y Leo jugó y triunfó en el Barcelona. Que dicho sea de paso, después de haberlo conocido, hubiera triunfado en cualquier sitio. Y eso fue todo. Yo el contacto lo tuve a través de Martín Montero (NdeR: socio de Soldini, representante que viajó junto al papá de Messi para que Leo se pruebe en el Barcelona) y yo fui un intermediario, nada más. Yo intermedié en esta situación entre Argentina y el Barcelona en su momento con Charles Rexach. Pero nunca fui agente. Después me quedé prácticamente cinco años acompañando a la familia de Messi, con una buena relación, viajando junto con Jorge a ver torneos de fútbol donde jugaba Leo. Fue una época maravillosa que nadie me la puede quitar.
-Respecto a la servilleta, ¿alguien de la familia de Messi se acercó a usted en este tiempo?
-No. Con la familia de Leo nunca he tenido ni el más mínimo problema. En primer lugar, sobre el tema de la servilleta, hay que decir que se dijeron muchas cosas y la realidad es solo una. Una vez que se determinó que iba a probarse al Barcelona, Leo, Jorge Messi y Fabián Soldini vinieron a Barcelona para hacer la prueba correspondiente. Estuvieron probándose en el Barsa desde el 16 de septiembre al 30 de septiembre del 2000. El 1 de octubre ellos se volvieron para la Argentina. Pasó octubre, pasó noviembre, hubo reuniones varias con el Barcelona y no lo querían a Leo, y la primera semana de diciembre, hubo una llamada definitiva, que fue una llamada que Martín Montero me hace a mí y me dice ‘Horacio, hasta aquí hemos llegado. Habla con el Barsa y se terminó. Si lo quieren, bien, y si no lo quieren vamos a pensar en otras alternativas’. Lo hablé con Charly Rexach y habíamos quedado para vernos en el famoso club Pompeia de Tenis para hablar del tema. En esa comida, hablando con Charly, le dije que hasta aquí habíamos llegado y que de Argentina me decían que él determine. La verdad que es genio y figura, me saco el sombrero ante Charly por lo que hizo. Agarró una servilleta y escribió lo que escribió y que ya todo el mundo sabe. Eso fue el 14 de diciembre del 2000. La firmamos y en el mes de enero el Barcelona hizo una carta que a mí me permitió enviarla a la Argentina donde se explicaba y se decía que el Barcelona invitaba de forma definitiva a toda la familia de Messi. Esa es la verdadera historia. Leo nunca estuvo ni el padre nunca estuvo en la firma de la servilleta. Yo nunca envié la servilleta a Rosario, porque no tenía sentido. Era simplemente un desbloqueo. Sirvió para desbloquear la situación. Y yo llamé a Martín Montero para decirle que Charly se comprometió. Es más, esta servilleta la llevé a mi despacho de abogados, con fecha, nombre y firmas, y me dijeron que era un documento jurídicamente viable. Válido. Desbloqueó la situación esa servilleta.
-¿Cómo fue su relación con Minguella? ¿Tuvo contacto con él este último tiempo?
-Yo conocía a Minguella y a otras personas que estaban alrededor de él. Cuando a mí desde Argentina me pasaban un jugador de fútbol. yo lo mandaba al despacho de Minguella para ver si se podía hacer algo con ese jugador de fútbol. Yo nunca trabajé en la empresa de Minguella. Nunca. Pero sí teníamos una buena relación. Sin duda alguna. Y la relación fue una relación agradable durante varios años. Cuando en 2000 se firmó esa famosa servilleta esa servilleta quedó en mis manos, en mi poder, y para mí fue un punto importantísimo porque desbloqueó la situación. Yo no pensé que esto iba a tener la trascendencia que tuvo, porque nadie pensó que Leo iba a ser lo que fue. Nadie. Y al cabo de X años, allá por el 2008, 2009, 2010, surgieron cosas que fueron bastante desagradables. Cosas que ocurren entre socios, digamos. Y digo entre socios porque en el año 2001 o 2002 se constituyó una sociedad entre cinco socios. Entre ellos, Martín Montero, yo, Minguella y otras dos personas más. Pero en un momento determinado surgieron cosas que no fueron muy agradables. Yo propuse que me iba de la empresa porque no podía soportar esto, o que se fuera este señor. Y se fue este señor, no me fui yo, porque yo era el que tenía el contacto con los jugadores de aquel momento. Desde ahí en adelante yo no tuve relación con Minguella. Para nada. Pero nunca nadie me habló a mí de la servilleta. Surgió todo esto ahora. Y yo sé por qué. Igual, no quiero hacer sangre de este tema.