El mecanismo estaba aceitado: Angel Daniel Gallardo (63) reclutaba a los jóvenes y les ofrecía dinero para cometer el robo. Los dejaba en el punto acordado y, una vez que lograran sacar los cables con un gancho de metal, los pasaba a buscar. Ese fue el recorrido que, presumen los investigadores, realizó la madrugada del lunes cuando Gallardo abandonó la camioneta en la puerta del Hospital Municipal de Bahía Blanca con cuatro cadáveres y una persona herida en la caja.
«Gallardo los mandó tragado a los pibes», declaró un testigo. «Les había dicho que ‘vayan tranqui’ a sacar los cables, que la línea no estaba energizada«, agregó, según publicó La Brújula 24. El dato era incorrecto y los jóvenes recibieron una descarga de 30 mil voltios que los fulminó.
En el lugar, el hombre no dejó sólo a una banda. También llevó a su hijo para que participara del hecho: Fernando Adrián Gallardo (25), que terminó muerto.
Gallardo y Fernando ya habían sido detenidos en otra oportunidad. Y por eso, para la Policía, la banda estaba aceitada y funcionaba de larga data. Según publicó Diario La Nueva, en septiembre de 2023 padre e hijo habían sido detenidos con dos millones de pesos en una camioneta, dinero que no pudieron justificar.
Un llamado al 911 había denunciado un comportamiento sospechoso y, cuando la Policiía quiso interceptarlos, escaparon a toda velocidad. Fernando estaba al volante. Los $ 2.000.000 estaban en una bolsa repartidos entre billetes de 1.000, 500, 200 y 100 pesos.
En una conferencia de prensa, Gonzalo Bezos, jefe de la Superintendencia de Seguridad Región Interior Sur de la Policía bonaerense, dijo que las cinco personas que se electrocutaron tenían antecedentes por robo.
Además, mencionó que Fernando Gallardo había sido atendido en el Hospital Pena por una quemadura grave en la mano, que ahora podrían señalar como coincidente con otro robo de cables.
Otro de los trascendidos apuntaba a que la banda podría haber recaudado hasta 40 millones de pesos producto de la comercialización de cables de media y alta tensión, algo que no ha sido acreditado todavía en el expediente judicial pero que explicaría la cantidad de involucrados y la logística del ilícito.
Toda esta mecánica está siendo investigada por la fiscalía de Bahía Blanca que unió todos los expedientes vinculados al robo de cables en manos del fiscal Gustavo Zorzano
Según publicó Clarín en febrero, el kilo de cobre se paga entre $ 6.000 y $ 7.000 pesos en las metaleras de Capital Federal. Por eso los cables de mediana tensión, al tener más cantidad, ofrecen un botín más tentador para los delincuentes. Que, en este caso, no tuvieron en cuenta el grave riesgo al que se exponían.
En esta oportunidad le costó la vida a Fernando Adrián Gallardo (25), Federico Ezequiel Strick (28), Facundo Marcelo Uribe (32) y Nicolás Joaquín Acosta (18). Además, Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), que permanece internado y con custodia policial, terminó con graves quemaduras.
Presumen que podría haber estado último en la fila y por eso sobrevivió a la descarga de unos 30 mil voltios.
Este miércoles el fiscal Gustavo Zorzano le tomó indagatoria a Ángel Gallardo que se negó a declarar por consejo de su abogado particular Maximiliano De Mira.
El jueves, según informaron fuentes de la fiscalía, será el turno de Chamorro Sapúlveda, cuyo defensor pidió que sea entrevistado después para preservar su estado de salud.
El resultado preliminar de la autopsia anticipó que los cuatro fallecidos murieron producto de «un shock cardiogénico en contexto de arritmia compatible con fibrilación auricular lo que produjo la parada cardíaca por choque eléctrico».
Gallardo y Chamorro Sapulveda están imputados por robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda.
La sospecha de complicidad policial en el robo de cables
El subcomisario Martín Omar Ñancucheo (36) es otra pata de la investigación. Si bien aún no está imputado en la causa, la participación del policía Ñancucheo está siendo analizada por la fiscalía N°18.
El oficial de la Bonaerense fue atrapado intentado de convencer a otro policía de que le devolviera un handy que estaba adentro de la camioneta secuestrada, en la que habían trasladado los cuerpos.
Sin embargo, el agente se negó y reportó el accionar. Cuando analizaron el aparato, confirmaron que se trataba de un intercomunicador de la fuerza que tiene una frecuencia encriptada y que estaba asignado al legajo de Ñancucheo pero jamás había sido denunciado por robo.
Una de las sospechas es que Ñancucheo estaba con Gallardo en la Amarok y que logró escapar antes de ser atrapado. Y que la banda contaba con cobertura policial que les permitía escapar si había algún robo o alerta por el hecho.