Después de tres derrotas al hilo, una de esas en la semifinal de la Copa del Rey de Campeones ante un Al-Hilal que fue lo más parecido a un cuco para su equipo, el objetivo de Marcelo Gallardo era levantar cabeza ante el Al-Ettifaq de Steven Gerrard. Y en realidad, más que un objetivo o un deseo, era una necesidad. El Al-Ittihad, así como la seguridad del Muñeco en el puesto -desde hace tiempo que se viene hablando de su continuidad en el conjunto saudita-, venían muy heridos. En el peor momento, el peor partido: fue derrota por 5-0 y abucheo de parte de los hinchas.