En plena reaparición pública de Cristina Kirchner, con llamativos actos frecuentes con el propósito de ocupar un rol protagónico a partir de la confrontación con Javier Milei y ante el desorden en el peronismo, Axel Kicillof prepara su propia jornada en Florencio Varela, con el intendente Andrés Watson como anfitrión y el grupo de dirigentes que lo impulsa a tomar una centralidad mayor para la próxima etapa.
De algún modo, con posicionamientos y discursos críticos al Gobierno coincidentes, con el regreso a la escena de la ex presidenta quedó planteada una suerte de competencia por el lugar de polarización con Milei. Uno por gestionar el principal distrito del país desde la oposición, la otra por su volumen político y el liderazgo del espacio en las últimas dos décadas. El Presidente fogonea la confrontación con ambos.
Para Kicillof la “disputa por esa baldosa” -en palabras de un referente de su sector- no implicaría un problema en sí mismo, por su reconocimiento a la conducción de Cristina, aunque el ruido se potenciaría si la presencia más fuerte de la ex mandataria se traduce en la preponderancia de La Cámpora sobre el incipiente armado político del gobernador.
“De la interna ya habló en Quilmes, ahora no tiene que ver con eso sino con marcar los caminos para enfrentar al Gobierno”, aseguraron en el Instituto Patria, y enumeraron los cuestionamientos con el eje en la energía y la suba de tarifas, el superávit “trucho” por las deudas, la ley bases con el foco en el régimen de incentivo a las grandes inversiones y la baja en el consumo de carne.
Hasta el acto del 27 de abril, desde la derrota electoral del Frente de Todos la ex presidenta se había pronunciado únicamente con la carta de 33 páginas del 14 de febrero, más allá de publicaciones y algunos videos en sus redes sociales. En el aniversario de la elección de 2003 que derivó en la presidencia de Néstor Kirchner, cuestionó a Milei y buscó ordenar la interna con la camporista Mayra Mendoza como local. Sin lugar en el escenario, Kicillof escuchó desde la primera fila.
Diez días después Cristina aprovechó el 105° aniversario del nacimiento de Eva Perón para inaugurar el Salón de las Mujeres del Bicentenario en el Instituto Patria. Luego la ex mandataria publicó en sus redes que un cura villero le escribió para pedirle sumar la imagen de la Virgen de Luján. “Tiene razón…”, confirmó que este sábado, a medio siglo del asesinato del Padre Carlos Mugica, encabezará otro acto para “entronizarla”, con sacerdotes, religiosas y laicos de comunidades. Será su tercer discurso en dos semanas.
A su vez, Kicillof prepara para el sábado 18 una actividad de “debate y análisis” sobre la situación de la provincia de Buenos Aires y el país en la Universidad Arturo Jauretche de Varela, rodeado de intendentes, legisladores, sindicalistas y referentes de organizaciones sociales que lo empujan -públicamente o de manera implícita- a acelerar la construcción de un armado político sin el predominio de La Cámpora, con la mirada en las listas del año próximo y antes en la definición de las estructuras partidarias del PJ nacional y bonaerense.
“Es una jornada que sigue la línea de las reuniones multisectoriales que hacemos desde enero. La idea es que esta convocatoria sea más abarcativa”, adelantaron en La Plata. “Puede participar cualquiera”, evitaron precisiones sobre si asistirá Máximo Kirchner u otros referentes de su sector.
Ante los interlocutores que le transmiten preocupación por la disputa, Cristina la desestima y descuenta que habrá acuerdo, en buena medida definido por ella en base a su ascendencia tanto con Kicillof como con su hijo. “Es un tema menor, eso se acomoda en dos minutos”, buscó ponerse por encima de la confrontación.
El gobernador coincide en mostrarse ajeno a la discusión y enfocado en la gestión, aunque en su sector diferencian entre la conducción de la ex presidenta y los movimientos de La Cámpora. “Axel está decidido a construir políticamente y a no hacerlo bajo la tutela de Máximo”, marcaron.
“Está claro que Cristina acelera para ocupar la centralidad y Axel tiene la necesidad de no bajar el nivel de su visibilidad. Eso no es un problema, siempre que el rol de ella no implique un disciplinamiento a favor de La Cámpora y en desmedro de la figura de él”, procuró descomprimir, aunque sin la certeza de que el conflicto no escale, un referente del armado del gobernador.